sábado, 24 de noviembre de 2012

Materiales textiles para vestimentas antiguas

A la hora de confeccionar ropa de época tenemos que plantearnos qué es lo que buscamos y qué presupuesto y de cuánto tiempo disponemos. Como ya comentaba, yo soy la primera en haber utilizado brocado de poliéster o antelina para la ropa que hemos llevado al Drachenfest. Si buscamos una determinada estética, muchas veces nos basta con "aparentar", con que "parezca de época", aunque no lo sea. A menudo nos encontramos con que nos interesa más plegar a utilizar tejidos mezclados porque queremos un tipo de estampado o un color especial y no lo encontramos en un tejido natural. Tenemos que tener en cuenta, además, que los tejidos naturales, por mucho que digan que son orgánicos, ecológicos y lo de más allá, llevan procesos de elaboración muy diferentes a los que se utilizaban en épocas pasadas (lógicamente, a más pasadas, más diferente... vaya usted a saber qué apariencia tuvieron en origen los primeros tejidos de algodón o de seda) y las calidades han variado mucho, de manera que apenas podemos aproximarnos a lo que se tejía en tiempos antiguos.

Si queremos ser más rigurosos y el tiempo y el presupuesto nos lo permiten, en cualquier caso, debemos prescindir de tejidos anacrónicos. ¿Qué tipo de tejidos naturales podemos utilizar? Realmente bien pocos.

Desde la Antigüedad a la Revolución Industrial...
Es muy habitual escoger el algodón como tela adecuada. Efectivamente, es un tejido natural y tiene unos cuantos miles de años de Historia encima. Sin embargo, aunque se utilizaba en tiempos pasados, ni por asomo gozaba de la popularidad que observamos actualmente. Durante muchos siglos el lino, la lana y la seda han tenido un uso muy superior. El algodón tiene un fuerte despegue a partir de la Revolución Industrial, puesto que es en este momento cuando se desarrolla la maquinaria para desfibrar la semilla del algodón. Esta maquinaria acelera el proceso y abarata los costes de producción, de tal manera que deja en segundo plano a la lana y al lino.

Podemos utilizar, por tanto, tejidos de algodón para la confección de ropas de época, aunque tenemos que tener en cuenta que el empleo de esta fibra no era muy elevado hasta la Revolución Industrial. Por lo demás... las características del algodón la convierten una fibra muy interesante para la confección: es cálida o fresca según el grosor del tejido, tiene buena conductividad eléctrica y es muy confortable, por no hablar de que para coser es una tela muy agradable. Se tiñe bien y se lava muy bien, pudiendo lavar y plancharla a muy altas temperaturas. Hay que tener cuidado, eso sí, porque si la guardamos húmeda es muy fácil que aparezcan hongos. Esto puede parecer una completa tontería pero a más de uno no se lo termina de parecer cuando mete la ropa en la mochila después de un rol o una recreación en la que ha llovido o hecho mucho calor y luego vienen las sopresas :S. Son además muy difíciles de eliminar.

Por otra parte, resulta muy sencillo encontrar buenas telas de algodón en cualquier tienda de tejidos, aunque tenemos que tener cuidado de no escoger mezclas, porque muy a menudo viene mezclado con poliéster. Esta mezcla principalmente tiene lugar por dos motivos: para abaratar costes y para reducir la arrugabilidad del tejido, siendo éste un inconveniente bastante desagradable a la hora de confeccionar con esta fibra. En cualquier caso, recordad que todo es muy bonito recién planchado, pero la vida real era mucho más dura y, aunque se desarrollaron varios modelos de planchas en la antigüedad, hasta finales del XIX no existió una plancha realmente efectiva, más aún para apañar las arrugas del algodón.

El lino es pues el tejido más versátil. Los puntos a favor son similares a los del algodón: confortabilidad, fácil de coser, lavar y planchar, buena conductividad eléctrica, etc. Es más fresco que el algodón y menos adecuado para prendas de abrigo, aunque no hay mal que la superposición de prendas no termine por arreglar. También se trata de un tejido muy arrugable, más aún que el algodón. Las fibras son desiguales y esto crea una imagen rústica que, sumada al brillo de la fibra y al cuerpo que adquiere cuando se arruga, hacen que tenga una muy bonita apariencia. Por otra parte, en los últimos tiempos ha quedado muy relegada por otros tipos de tejido, por lo que resulta bastante complicado encontrar buen lino y que se adecue a la prenda que queremos confeccionar en cuanto a color, estampados... etc. El lino, al igual que sucede con el algodón, puede ser de muy diferentes categorías, pero en general el precio del lino suele ser bastante superior. Es muy posible que se hayan utilizado otras fibras procedentes del tallo de plantas de calidad similar a la del lino, como el cáñamo, por lo que no estaría fuera de lugar que utilicemos tela de cáñamo para confeccionar un traje medieval o renacentista, pero debemos tener en cuenta que, al igual que sucede con el algodón, sería una utilización reducida al lado de lo que se utilizó el lino. El cáñamo de mejor calidad se asemeja al lino de peor calidad, sin embargo, es una fibra muy resistente y por ese motivo sí tuvo mayor uso en cordelería y tejidos navales.

La lana se ha utilizado también desde tiempos inmemoriales, pero debemos considerar que, al igual que sucede en los tejidos anteriormente nombrados, los procesos de producción son muy diferentes a lo que tuvieron lugar antiguamente. La lana tiene diferentes calidades dependiendo de la raza de la oveja (las merino son las de calidad más apreciada, por su sedosidad y porque es la única especie que no tiene unas fibras gruesas y rígidas llamadas kemp) y de la parte del cuerpo que se haya extraído, además de la edad del animal (así, la lana de cordero merino se considera la mejor). Encontramos también lanas de pelo de otros animales, como alpacas, etc que tienen diferentes calidades. En general, debemos considerar que no es muy coherente utilizar lana de alpaca para algo medieval, aunque sí podríamos plantearnos el uso de cashmere o angora que pudieron llegar gracias al comercio con Oriente a partir del siglo XII. En cualquier caso, sería algo muy exclusivo y con poco uso.

La seda ha sido durante muchos siglos el tejido más apreciado, hasta el punto de que buena parte de las fibras sintéticas (así como el algodón mercerizado) se han desarrollado con la intención de imitar la calidad de la seda. No debemos utilizarla en Occidente en periodos anteriores al XII, cuando empieza a fortalecerse el comercio con Oriente. La seda es un tejido muy codiciado y exclusivo, de manera que sólo podemos utilizarla para retratar a clases privilegiadas. También en diferentes calidades según si procede de gusanos de cría o en libertad (la seda salvaje o tussah) o si procede de capullos seleccionados (la joyante es la más exclusiva), o incluso si procede de restos de seda o de capullos de gusano abiertos (de muy inferior calidad, puesto que las fibras son más cortas). No es fácil encontrar sedas adecuadas a precios razonables, pero merece la pena invertir en un buen tejido de seda por su calidad.


A partir de la Revolución Industrial...

Como hemos visto, el algodón goza de una enorme popularidad gracias a su abaratamiento de coste. La seda sigue siendo el tejido más apreciado por las clases pudientes pero el lino y la lana sufren un importante receso que tendremos que considerar si queremos hacernos un traje decimonónico.


Principios de siglo XX

El mayor cambio es la creación de las primeras fibras sintéticas con objeto de satisfacer una demanda cada vez más fuerte de tejidos. Como comentamos, la búsqueda de un tejido de calidad similar a la seda es el principal detonante. Se buscaba abaratar el coste de este material, pero también asegurar una producción incesante de algo similar a la seda, puesto que a veces la demanda era muy elevada (recordemos que se habían mejorado enormemente las técnicas de hilado y confección gracias a la introducción de maquinaria de vapor) y muchas veces no había producción suficiente. A fin de cuentas, la seda depende de la producción del propio gusano. El rayón aparece por primera vez en la exposición universal de París de 1889 y, a partir de ahí, hay un fuerte desarrollo de lo que en inicio se conoce como "seda de Bamberg" o "seda artificial". En los años 20 adopta ya el nombre de rayón y el de viscosa (después de varias demandas de los profesionales de la seda, que no estaban muy satisfechos con la competencia del producto...). El rayón viscosa es, por tanto, un material muy adecuado para la confección de prendas de periodos comprendidos entre finales del XIX y principios del XX. Hay que tener en cuenta que hay una tipología muy variada de tejidos rayón, procedentes de la sintetización de celulosa y unas son posteriores a otras, por lo que podrían no servirnos. La viscosa fue la primera en aparecer, el acetato sigue pocos años después, pero el modal y los rayones de alta tenacidad no surgen hasta mediados de siglo. El lyocell es una fibra muy actual, cuya principal diferencia reside en su elaboración, supuestamente más ecológica.

Mediados del siglo XX

A mediados de siglo, en las décadas de los años 30 y 40 principalmente, empiezan a desarrollarse las primeras fibras sintéticas, en gran medida propiciadas por la economía de guerra y por la búsqueda de tejidos resistentes y de fácil producción. Las poliamidas empiezan a desarrollarse a finales de los 30, cuando Dupont patenta el nylon (poliamida 6.6), a partir de ahí, os hacéis cargo, van creándose diferentes variedades de fibras sintéticas, con el principal protagonismo de poliamidas y poliésteres. Las microfibras no surgen hasta los años 70 y prácticamente no se popularizan hasta los 90, pero mucho me temo que ya a estas alturas no estamos hablando de "recrear", sino de hacer moda retro, así que digo yo que el tema se nos escapa.

Y dicho esto, hasta aquí el tema de fibras. Otro día nos leemos

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