lunes, 19 de agosto de 2013

Coser en Donosti III: Teñir como técnica de supervivencia (preguntas y respuestas)

El que vive a todo llega, que se suele decir y si antes a mí ni se me pasaba por la cabeza la idea de teñir telas, ahora casi me sorprende encontrarlas en el color que quiero y no tener que teñirlas ni nada. Todo empezó hará cosa de un año, que me hicieron un encargo de una túnica bicolor, mitad negra, mitad blanca. Encontré una tela blanca en espiguilla de algodón, muy bonita, pero no veía yo la forma de combinarla con una tela negra hasta que la dependienta me dijo con total tranquilidad "¿Y cómo no coges el doble y la tiñes?" Pues porque ni se me había ocurrido. Pero una vez teñida la tela para la túnica, teñí también una pieza de algodón que tenía guardada para la saya que tenía que ir debajo y el resultado fue estupendo.

Túnica bicolor y saya que teñí en su día. El resultado fue tan bueno que ahora no me ando con tonterías y tiño buena parte de las telas que utilizo. Lo dicho... siempre es mejor encontrarlas directamente en el color que queremos, pero si no hay, teñir es una opción estupenda.

Teñir es como todo. Si se puede encontrar la tela en el color que queremos, para qué cuernos vamos a andar perdiendo el tiempo tiñendo en casa (por no hablar del yuyu que se pasa mirando el tambor de la lavadora cuando se ha comprado un tinte nuevo o un color diferente o...). Sin embargo, ya sabéis que por aquí no hay un surtido amplio de telas, y no es difícil encontrar lino, algodón o semilino en tonos crudos para cualquier urgencia o incluso tener piezas guardadas para cuando haga falta, que basta con teñir y solucionado. Cuando voy a Bayona o pido tela por internet, siempre suelo coger algo de más en crudo aprovechando para conseguir mejores precios y de paso, ahorrarme el viaje a tener que comprar tela la siguiente vez que necesite.

Tintes hay muchos y variados, tanto naturales como químicos, pero yo hasta la fecha he utilizado únicamente químicos. Estuve a punto de teñir una pieza de tela con cáscara de cebolla para conseguir un tono marrón por recomendación de un profesor de la escuela, pero me dijo que con los lavados el tono se iba yendo. Como la prenda que iba a confeccionar no era para mí, sino que era un encargo, no me terminó de parecer buen plan. Dadas las circunstancias, yo sigo usando tintes químicos, que aguantan bien y dan un resultado estupendo, además de lo cómodos que resultan para teñir.

El tinte que más he utilizado es el de Iberia. Lo utilizo porque da muy buen resultado, pero también porque es bastante económico, tiene una gama de colores muy amplia y no es demasiado difícil de conseguir, dentro de que aquí es complicado (no me pagan por anunciarlos, de verdad, pero si se quieren animar no me voy a oponer, jaja). Normalmente suelo comprarlo en el Schlecker o en una mercería que hay cerca de mi casa. El precio ronda los 2-3 luros y con un paquete se pueden teñir hasta 700 gr. de tela. Yo lo echo siempre entero por si las moscas, aunque pese menos de 700. Total, lo que sobra no se puede guardar para otra vez, porque el fijador hay que usarlo todo...

Se puede teñir tanto a mano como a máquina. Yo pensaba teñir a mano para no dejar la lavadora hecha un cristo pero, sinceramente, no hace ninguna falta. Es más, en teoría hay que hacer después un lavado con lejía o sin ropa y a tanta temperatura, pero el caso es que más de una vez se me ha olvidado y tampoco ha quedado rastro alguno del tinte dentro de la lavadora. Ahora, supongo que eso ya es arriesgar, jajaja, mejor seguir las instrucciones al pie de la letra. Teñir a mano tiene que resultar un poco petardazo porque hay que andar hirviendo agua en una olla (que supongo que sí quedará inutilizable) y me da un poco de desconfianza que luego el tinte se reparta tan uniformemente como en la lavadora. Pero oye, si alguien tiene gana de hacer la prueba, que no tenga ningún problema, también está detallado el proceso en las instrucciones.

Esto, señores, es mi humilde lavadora en pleno proceso de teñir tela en negro. Ante todo emocionante el proceso de teñir en un color diferente al habitual o, como era el caso, con un tinte nuevo. Es imposible no pegarse todo el lavado vigilando el tambor de la lavadora y pensando: "ay Diorrrr, que está quedando demasiado oscuro... o bueno, no, porque claro, al estar mojada, por narices está más oscura... ay, ¿y si cuando se seque parece demasiado clara?" (...)

He usado también otro par de tintes. Recientemente compré un tinte negro de marca "La Nave". Me sonó fatal el nombre, pero no era del chino ni nada, de verdad, lo compré en una droguería y el resultado fue muy bueno. De precio salía parecido al de Iberia y posiblemente el resultado es aún mejor, así que no tendría ningún inconveniente en volver a comprar. El pellote de la entrada anterior, por otra parte, fue teñido con un tinte diferente. No recuerdo el nombre, pero el precio era más elevado y además un paquetito cubría muy poca cantidad de tela, así que tuve que pillar dos. Creo que en total eran 6-7 euros. El resultado, eso sí, me gustó mucho y la gama de colores era mucho más amplia, que fue lo que me convenció para cogerlo, porque tenían exactamente el tono que yo quería.

¿Qué teñir? 
 En el propio paquete lo pone, así que no tengáis ningún problema. Lo que mejor se tiñen son los tejidos naturales de origen vegetal: lino, algodón, cáñamo, ramio... etc. Se puede teñir seda, pero hace falta más cantidad de tinte. Lana no se puede teñir. El problema viene cuando uno quiere teñir tejidos sintéticos o mezclas. Los tejidos sintéticos rara vez se pueden mezclar, las mezclas, depende de la proporción. Por norma se suele decir que el color será menos intenso y que no se recomienda teñir mezclas en las que la proporción del material natural vegetal (yo con seda no probaría) sea inferior al 50%, así que hay que mirar bien la etiqueta antes de animarse y luego encontrarse uno con sorpresillas. Hay que tener en cuenta, también, que la etiqueta incluye la proporción de materiales, pero éstos no van distribuidos de manera uniforme si la tela no es uniforme. Personalmente no tengo mucho interés en teñir mezclas porque apenas utilizo salvo para ropa de fantasía y siempre son telas que me gustan precisamente por su colorido, así que no sé si animaros a probar. A mí me daría un poco de yuyu, pero cada cual es muy libre y eso.

¿Se puede teñir la prenda ya confeccionada?
Pues sí y no. En teoría no hay ningún problema y, de hecho, en las instrucciones del tinte prácticamente dan por sentado que se va a teñir la prenda confeccionada. El tinte se distribuye también uniformemente, el problema es que muchas veces, la inmensa mayoría, aunque el tejido sea algodón 100% o lino 100%, el hilo con el que se ha confeccionado la prenda es de poliéster y esto no hay etiqueta que te lo avise, así que te puede pasar que tiñas un pantalón, se tiña perfectamente, pero las costuras queden en otro color y a lo mejor el resultado no es el que esperas.

¿El tinte cubre manchas?
Pues sorprendentemente... no, no lo hace. No os recomiendo nada que lo utilicéis para eso porque el resultado puede no ser el esperado. Para cubrir manchas es mejor aclarar previamente el tejido y teñir después. Si el tejido a teñir no tiene una distribución uniforme del color, se va a notar.

¿Importa cuál sea el color base de la tela? 
Sí, importa y mucho. El indicador del paquetito de tinte determina el color que adquiere el tejido si se tiñe sobre una tela blanca. Si la tela que queremos teñir tiene un tono más suave y parecido al que queremos teñir, no habrá mucho problema. Si es más oscuro, pues sí que tendremos problema, así que en tal caso, se recomienda aclarar. Yo, personalmente he teñido siempre telas blancas, crudas y en ocasiones, un par de telas de color arena para que pasaran a ser marrones.

¿Se pueden mezclar tintes para conseguir otros colores?
Bajo tu propia responsabilidad, compañero. Yo una vez lo intenté por recomendación de una mercera y el resultado fue de desastre absoluto. Quedó completamente a trozos, con manchas negras por todas partes. Creo que depende de un montón de variables, como los tonos que tiñas, la temperatura del agua, si se ha mezclado uniformemente y un montón de opciones más así que, considerando que se venden tintes de una barbaridad de tonos ¿para qué arriesgar?

¿Puede salir mal?
Pues no debe, pero puede si haces algo turbio como mezclar tintes o confundirte con la composición del tejido. Si esto pasa, el plan es respirar hondo y mirar si se puede aclarar y volver a teñir, o teñir de un color más oscuro o lo que sea, según el nivel del desastre. A la tela que desastré en el punto anterior le di una segunda oportunidad y la dejé ser tela negra cuando su objetivo era ser granate. De negra cumplió muy bien, se tiñó de maravilla y eso. Ahora cuelga lángidamente en el tendedero esperando a ser confeccionada.

Yo quiero teñir tela con un tinte que sencillamente oscurezca el blanco de la tela ¿es posible?
Que yo sepa, no hay tintes químicos en ese tono. En Iberia aseguro que no lo hay y en otras marcas, lo dudo demasiado. Yo estuve a puntito de teñir una tela blanca hace poco con té, pero no llegué a hacerlo porque al final no la necesité. Los que lo han intentado aseguran que el color es muy natural y muy bonito ¿Cómo se hace? Pues hay muchas páginas en las que hablan de ello además de vídeos tutoriales en youtube y demás. En general vienen a explicar lo mismo. Yo tenía intención de hacer caso a ésta. Muy posiblemente termine por probar, ya informaré :p.

Y esto es todo en el capítulo del tinte. Como veis, teñir es muy sencillo siempre que el tejido sea natural, el color esté distribuido de manera uniforme y no tenga manchas, además de que el tejido base sea blanco, crudo o de un tono parecido al que buscamos, pero en menor intensidad o más claro.

lunes, 5 de agosto de 2013

Sayas, Pellotes y un poco de Historia

En mi post anterior comentaba que estamos de sorteo (para los que no os habéis apuntado todavía... aún quedan quince días, aprovechad :p) y la prenda que ofertamos es una saya medieval. Nos hemos decantado por esta prenda porque es un básico que nunca viene mal, tanto para recreacionistas, como para roleros y para teatro. Se puede llevar tal cual o superponiéndole prendas tales como con un pellote, una sobrevesta, un brial, una saya encordada, capas, etc. Recordemos que en la Edad Media, si algo se estilaba, era la superposición de prendas (lo que siempre me recuerda a ese compi que tuve que aseguraba que no había nada tan calentito como el jersey de nickis, el cual había desbancado al de lana de toda la vida, pero vaya, que no viene al caso).


La saya que viene en la foto, sin embargo, es un encargo que me hicieron hace muy poquito para la feria medieval de Estella (que este año ya ha terminado, pero suele ser en torno a la tercera semana de julio y es más que recomendable). La chica que me hizo el encargo quería darle un buen uso porque le habían dicho que podría participar montando a caballo en las recreaciones, vamos, que "se le iba a ver", así que quería un traje históricamente correcto. Después de mirar varias fotos y valorar opciones, se decantó por una saya y un pellote y me dio el alegrón del mes, porque tenía yo ganas de hacer un pellote, jajaja.


El pellote fue una de las prendas más utilizadas durante el XIII y buena parte del XIV, y tuvo un uso muy fuerte en la zona de Castilla, aunque fue una prenda utilizada en todo el occidente medieval. Se utilizó tanto para hombre como para mujer. El pellote es básicamente una prenda que se superpone a la saya, como si fuera una sobrevesta cerrada por los laterales y con unas escotaduras de mayor o menor amplitud para dejar paso a los brazos. En determinados momentos se llegaron a hacer aberturas tan grandes que la parte central se reducía a una simple tira, lo cual se dio solamente en las clases más altas de la sociedad, seguramente porque no tenían ningún problema en enseñar lo rico que era el tejido y el trabajo de la saya interior.

El pellote podía estar confeccionado en diferentes materiales, siendo, como en casi todo, los más extendidos, el lino y la lana, aunque las altas clases sociales podían permitirse tejidos más suntuosos, como brocados de seda e incluso bordados en oro. Tampoco era infrecuente que estuviera forrado en piel (de lo que se supone que deriva su nombre).


Alegría y despiporre, el pellote de Fernando de la Cerda estaba realizado en brocado de seda, con hilos de plata y oro y forrado con piel de conejo. Como veis, las escotaduras laterales son tan grandes que el centro es una tira. Lo vemos en la foto y parece muy bonito, pero la cruda realidad es que los laterales tienen que quedar caídos y colganderos, a modo de alforja y yo no sé si esto favorece mucho para el dinero que se tuvo que dejar este señor. Y a esto, señores, es a lo que me refiero cuando digo que sí, podemos intentar recrear, pero tenemos que tener en cuenta que mucho de lo que se hacía antes está tan en contra de nuestros cánones actuales estéticos que no nos quedaríamos nada contentos con el resultado. Lo cual no quiere decir que no se puedan rescatar patrones de otras épocas que sí encajen mucho más con nuestros gustos. El pellote más cerrado, sin ir más lejos, a mí me encanta. Y cada cual puede hacer lo que quiera y más le convenza, pero desde mi punto de vista es mejor utilizar patrones más acordes con nuestra estética que hacer uno que no nos guste y luego intentar apañarlo para que nos favorezca más, que también se estila mucho. De esto ya me extenderé más en otro post, porque así, en un pie de foto, no termina de quedar ni medio normal, oigan.


Dos señoritas (o más bien, señora una, a juzgar por el velo y señorita la otra, que va "en pelos") llevan pellotes sobre sus sayas. Como veis, la señora lleva un pellote muy cerrado, mientras que la otra lleva escotaduras bastante amplias, aunque ni muy lejanamente llegan a la amplitud de las del pellote del señor de la Cerda. Me parece interesante destacar que ésta última lleva además un cinto para ceñir su saya, me resulta interesante porque en las recreaciones se suele ver más al revés, el cinto sobre el pellote, cuando creo que así tiene que quedar mejor. A fin de cuentas, el pellote es una prenda bastante suelta, mientras que una saya puede ser más ajustada.


Después de valorar varias imágenes, me decanté por hacer el pellote siguiendo un patrón bastante famoso, el de Leonor de Castilla, realizado a mediados del XIII. Como el presupuesto no nos daba (nunca da, no sé por qué :p) para comprar seda y bordarla en oro, nos decantamos por hacerlo en lino, que queda perfectamente acorde con la época y más viable para el bolsillo. Eso sí, modificamos el escote en forma de llave en favor de uno redondo como el de la imagen superior, básicamente porque la saya la queríamos hacer con el escote en forma de llave y la superposición no queda muy bonita (y de haberlo hecho al revés, la saya habría quedado un poco sosa)


Voilà el famoso pellote de Leonor. El suyo era de seda y oro y el nuestro... pues no, qué le vamos a hacer. Es una pena que en las películas con presupuesto no se vea este tipo de prendas. No digo que tengan que ser de seda y oro, tampoco hace falta, pero sí una imitación decente de este tipo de tejidos (imitación un tanto imposible de encontrar en las tiendas de telas conocidas, por lo que es algo de lo que los que hacemos ropa para recreaciones prácticamente desistimos). Por desgracia, este tipo de prendas no encaja con la idea que el público tiene sobre la Edad Media (que viene más del siglo XIX), por lo que la Edad Media sale muy maltratada en general por el cine.

Planificado el pellote, nos pusimos con la saya. Aquí hubo poco que decidir, salvo tres cuestiones: el vuelo que debía llevar la saya, la forma del escote (que se determinó que sería en forma de llave para que quedara más resultona) y la forma de las mangas. En este tema ha habido muchas peleas violentas, lágrimas y lo de más allá en el territorio peninsular. Y es que una cosa es cierta: en Castilla y Aragón prácticamente no existieron las mangas acampanadas en este periodo, pero es que... las acampanadas son más vistosas, es lo que hay. Además, ¿quién no ha querido de toda la vida de Dior hacerse un traje medieval con mangas acampanadas?

En nuestro caso, no hubo mayor discusión. A la chica que me encargó el traje le gustaban más las mangas acampanadas. A esto sumamos que la feria medieval para la que quería el conjunto se desarrollaba en Estella, perteneciente al Reino de Navarra, que no al de Castilla. El Reino de Navarra, durante el siglo XIII, con la aparición de la dinastía de Champaña (condes de Champaña y Brie y reyes de Navarra), documenta una fuerte influencia de Francia que ya había sido bastante potente en tiempos anteriores por la elevada población de franceses que había en el Reino, como consecuencia de su paso por el camino de Santiago (la ciudad de Pamplona, sin ir más lejos, contaba con la existencia de dos burgos de francos: el de San Cernin y el de San Nicolás).

La influencia de la moda francesa en Navarra se hizo más que evidente y el gusto por las telas y los diseños franceses se evidencia en múltiples esculturas (San Martín de Unx, Tudela... etc.). Las mangas amplias tienen bastante desarrollo durante este siglo y el siguiente en Navarra, así que no queda en absoluto fuera de lugar realizar nuestra saya con este patrón de manga que tuvo bastante profusión en el resto del panorama europeo.

Una vez finiquitada la valoración de cómo íbamos a hacer el traje, sólo quedó ponernos manos a la obra. El patrón de colores lo determinó la chica que hizo el encargo y, como andábamos justas de tiempo, tiré de telas de "fondo de armario" o de "fondo de cajón", más bien. Para la saya utilizamos lienzo de algodón, que se quedó en el propio color crudo de la tela. El algodón no tuvo tanto uso como el lino en la Edad Media, pero tampoco fue tan infrecuente, si bien era más popular entre musulmanes, hay suficiente documentación sobre el uso de algodón durante esta época. Para el pellote teñimos en color burdeos una pieza de lino que tenía guardada "para por si acaso".

Terminada la saya, haciendo probatinas de "cómo iba a quedar el pellote, antes de hacer las aberturas laterales y el escote, por eso de poner un poco del "making off". La combinación de colores quedaba muy chula, aunque granate-blanco es una combinación con pocas sorpresas: o queda bien, o queda bien :p.


Y bueno, después de toda esta paliza que os he metido, ahí va el resultado final. Bueno, final tampoco. Faltaba por coser una pasamanería en el pellote (ésta ya de poliéster, eso sí, andábamos justos de tiempo y la mayoría de las cosas que venden en algodón y tal son bastante cutrosas... y la verdad es que la que elegimos quedó muy, muy chula) ¿Por qué no hay fotos del pellote terminado? Pues... haberlas, haylas. El problema es que las hice antes del planchado final, y la verdad es que la pasamanería, antes del planchado, queda muy fea, qué queréis que os diga. Sobre todo la pasamanería que tiene relieve, los galones y tal aún quedan más presentables. Las fotos son horrorosas, parece un acabado del chino, así que las reservo en mi biblioteca personal de los horrores ¿Por qué no hice fotos después de planchar? Hombre, pues ya se sabe... porque una es un desastre. Planché, empaqueté y finiquité. Así son las cosas y así se las hemos contado, juaz. Por quedar... quedaba mejor con la pasamanería, más acabado. Es que al ser de un color plano, si no, queda un poquito mustio. Pero vamos, que ahí os dejo las fotos, espero que gusten :)

























Saya finiquitada y saya con pellote. Decidimos recortar el largo del pellote porque así ganaba más volumen gracias al cuerpo de la saya. Era más frecuente que fueran más largos (era más frecuente que se arrastraran, de hecho, yo no sé cómo andaba esa gente, ni si se molestaban en hacerlo), pero también hay documentación variada de pellotes más cortos, e incluso de pellotes terminados en tiras :o. Por último, me queda decir que me encanta este tipo de prendas, maldita sea. El corte de la saya favorece mucho, de verdad. Yo me la probé y no me la podía quitar. No sé quién mierda inventó los vaqueros, pero estaba muy equivocado. En fin... lo dicho, que tenía yo ganas de hacer un pellote y ahora lo que quiero es hacer una saya encordada. Así que al próximo que quiera algo medieval y no tenga muy claro qué quiere, ya sabe qué le va a tocar :p.