lunes, 5 de agosto de 2013

Sayas, Pellotes y un poco de Historia

En mi post anterior comentaba que estamos de sorteo (para los que no os habéis apuntado todavía... aún quedan quince días, aprovechad :p) y la prenda que ofertamos es una saya medieval. Nos hemos decantado por esta prenda porque es un básico que nunca viene mal, tanto para recreacionistas, como para roleros y para teatro. Se puede llevar tal cual o superponiéndole prendas tales como con un pellote, una sobrevesta, un brial, una saya encordada, capas, etc. Recordemos que en la Edad Media, si algo se estilaba, era la superposición de prendas (lo que siempre me recuerda a ese compi que tuve que aseguraba que no había nada tan calentito como el jersey de nickis, el cual había desbancado al de lana de toda la vida, pero vaya, que no viene al caso).


La saya que viene en la foto, sin embargo, es un encargo que me hicieron hace muy poquito para la feria medieval de Estella (que este año ya ha terminado, pero suele ser en torno a la tercera semana de julio y es más que recomendable). La chica que me hizo el encargo quería darle un buen uso porque le habían dicho que podría participar montando a caballo en las recreaciones, vamos, que "se le iba a ver", así que quería un traje históricamente correcto. Después de mirar varias fotos y valorar opciones, se decantó por una saya y un pellote y me dio el alegrón del mes, porque tenía yo ganas de hacer un pellote, jajaja.


El pellote fue una de las prendas más utilizadas durante el XIII y buena parte del XIV, y tuvo un uso muy fuerte en la zona de Castilla, aunque fue una prenda utilizada en todo el occidente medieval. Se utilizó tanto para hombre como para mujer. El pellote es básicamente una prenda que se superpone a la saya, como si fuera una sobrevesta cerrada por los laterales y con unas escotaduras de mayor o menor amplitud para dejar paso a los brazos. En determinados momentos se llegaron a hacer aberturas tan grandes que la parte central se reducía a una simple tira, lo cual se dio solamente en las clases más altas de la sociedad, seguramente porque no tenían ningún problema en enseñar lo rico que era el tejido y el trabajo de la saya interior.

El pellote podía estar confeccionado en diferentes materiales, siendo, como en casi todo, los más extendidos, el lino y la lana, aunque las altas clases sociales podían permitirse tejidos más suntuosos, como brocados de seda e incluso bordados en oro. Tampoco era infrecuente que estuviera forrado en piel (de lo que se supone que deriva su nombre).


Alegría y despiporre, el pellote de Fernando de la Cerda estaba realizado en brocado de seda, con hilos de plata y oro y forrado con piel de conejo. Como veis, las escotaduras laterales son tan grandes que el centro es una tira. Lo vemos en la foto y parece muy bonito, pero la cruda realidad es que los laterales tienen que quedar caídos y colganderos, a modo de alforja y yo no sé si esto favorece mucho para el dinero que se tuvo que dejar este señor. Y a esto, señores, es a lo que me refiero cuando digo que sí, podemos intentar recrear, pero tenemos que tener en cuenta que mucho de lo que se hacía antes está tan en contra de nuestros cánones actuales estéticos que no nos quedaríamos nada contentos con el resultado. Lo cual no quiere decir que no se puedan rescatar patrones de otras épocas que sí encajen mucho más con nuestros gustos. El pellote más cerrado, sin ir más lejos, a mí me encanta. Y cada cual puede hacer lo que quiera y más le convenza, pero desde mi punto de vista es mejor utilizar patrones más acordes con nuestra estética que hacer uno que no nos guste y luego intentar apañarlo para que nos favorezca más, que también se estila mucho. De esto ya me extenderé más en otro post, porque así, en un pie de foto, no termina de quedar ni medio normal, oigan.


Dos señoritas (o más bien, señora una, a juzgar por el velo y señorita la otra, que va "en pelos") llevan pellotes sobre sus sayas. Como veis, la señora lleva un pellote muy cerrado, mientras que la otra lleva escotaduras bastante amplias, aunque ni muy lejanamente llegan a la amplitud de las del pellote del señor de la Cerda. Me parece interesante destacar que ésta última lleva además un cinto para ceñir su saya, me resulta interesante porque en las recreaciones se suele ver más al revés, el cinto sobre el pellote, cuando creo que así tiene que quedar mejor. A fin de cuentas, el pellote es una prenda bastante suelta, mientras que una saya puede ser más ajustada.


Después de valorar varias imágenes, me decanté por hacer el pellote siguiendo un patrón bastante famoso, el de Leonor de Castilla, realizado a mediados del XIII. Como el presupuesto no nos daba (nunca da, no sé por qué :p) para comprar seda y bordarla en oro, nos decantamos por hacerlo en lino, que queda perfectamente acorde con la época y más viable para el bolsillo. Eso sí, modificamos el escote en forma de llave en favor de uno redondo como el de la imagen superior, básicamente porque la saya la queríamos hacer con el escote en forma de llave y la superposición no queda muy bonita (y de haberlo hecho al revés, la saya habría quedado un poco sosa)


Voilà el famoso pellote de Leonor. El suyo era de seda y oro y el nuestro... pues no, qué le vamos a hacer. Es una pena que en las películas con presupuesto no se vea este tipo de prendas. No digo que tengan que ser de seda y oro, tampoco hace falta, pero sí una imitación decente de este tipo de tejidos (imitación un tanto imposible de encontrar en las tiendas de telas conocidas, por lo que es algo de lo que los que hacemos ropa para recreaciones prácticamente desistimos). Por desgracia, este tipo de prendas no encaja con la idea que el público tiene sobre la Edad Media (que viene más del siglo XIX), por lo que la Edad Media sale muy maltratada en general por el cine.

Planificado el pellote, nos pusimos con la saya. Aquí hubo poco que decidir, salvo tres cuestiones: el vuelo que debía llevar la saya, la forma del escote (que se determinó que sería en forma de llave para que quedara más resultona) y la forma de las mangas. En este tema ha habido muchas peleas violentas, lágrimas y lo de más allá en el territorio peninsular. Y es que una cosa es cierta: en Castilla y Aragón prácticamente no existieron las mangas acampanadas en este periodo, pero es que... las acampanadas son más vistosas, es lo que hay. Además, ¿quién no ha querido de toda la vida de Dior hacerse un traje medieval con mangas acampanadas?

En nuestro caso, no hubo mayor discusión. A la chica que me encargó el traje le gustaban más las mangas acampanadas. A esto sumamos que la feria medieval para la que quería el conjunto se desarrollaba en Estella, perteneciente al Reino de Navarra, que no al de Castilla. El Reino de Navarra, durante el siglo XIII, con la aparición de la dinastía de Champaña (condes de Champaña y Brie y reyes de Navarra), documenta una fuerte influencia de Francia que ya había sido bastante potente en tiempos anteriores por la elevada población de franceses que había en el Reino, como consecuencia de su paso por el camino de Santiago (la ciudad de Pamplona, sin ir más lejos, contaba con la existencia de dos burgos de francos: el de San Cernin y el de San Nicolás).

La influencia de la moda francesa en Navarra se hizo más que evidente y el gusto por las telas y los diseños franceses se evidencia en múltiples esculturas (San Martín de Unx, Tudela... etc.). Las mangas amplias tienen bastante desarrollo durante este siglo y el siguiente en Navarra, así que no queda en absoluto fuera de lugar realizar nuestra saya con este patrón de manga que tuvo bastante profusión en el resto del panorama europeo.

Una vez finiquitada la valoración de cómo íbamos a hacer el traje, sólo quedó ponernos manos a la obra. El patrón de colores lo determinó la chica que hizo el encargo y, como andábamos justas de tiempo, tiré de telas de "fondo de armario" o de "fondo de cajón", más bien. Para la saya utilizamos lienzo de algodón, que se quedó en el propio color crudo de la tela. El algodón no tuvo tanto uso como el lino en la Edad Media, pero tampoco fue tan infrecuente, si bien era más popular entre musulmanes, hay suficiente documentación sobre el uso de algodón durante esta época. Para el pellote teñimos en color burdeos una pieza de lino que tenía guardada "para por si acaso".

Terminada la saya, haciendo probatinas de "cómo iba a quedar el pellote, antes de hacer las aberturas laterales y el escote, por eso de poner un poco del "making off". La combinación de colores quedaba muy chula, aunque granate-blanco es una combinación con pocas sorpresas: o queda bien, o queda bien :p.


Y bueno, después de toda esta paliza que os he metido, ahí va el resultado final. Bueno, final tampoco. Faltaba por coser una pasamanería en el pellote (ésta ya de poliéster, eso sí, andábamos justos de tiempo y la mayoría de las cosas que venden en algodón y tal son bastante cutrosas... y la verdad es que la que elegimos quedó muy, muy chula) ¿Por qué no hay fotos del pellote terminado? Pues... haberlas, haylas. El problema es que las hice antes del planchado final, y la verdad es que la pasamanería, antes del planchado, queda muy fea, qué queréis que os diga. Sobre todo la pasamanería que tiene relieve, los galones y tal aún quedan más presentables. Las fotos son horrorosas, parece un acabado del chino, así que las reservo en mi biblioteca personal de los horrores ¿Por qué no hice fotos después de planchar? Hombre, pues ya se sabe... porque una es un desastre. Planché, empaqueté y finiquité. Así son las cosas y así se las hemos contado, juaz. Por quedar... quedaba mejor con la pasamanería, más acabado. Es que al ser de un color plano, si no, queda un poquito mustio. Pero vamos, que ahí os dejo las fotos, espero que gusten :)

























Saya finiquitada y saya con pellote. Decidimos recortar el largo del pellote porque así ganaba más volumen gracias al cuerpo de la saya. Era más frecuente que fueran más largos (era más frecuente que se arrastraran, de hecho, yo no sé cómo andaba esa gente, ni si se molestaban en hacerlo), pero también hay documentación variada de pellotes más cortos, e incluso de pellotes terminados en tiras :o. Por último, me queda decir que me encanta este tipo de prendas, maldita sea. El corte de la saya favorece mucho, de verdad. Yo me la probé y no me la podía quitar. No sé quién mierda inventó los vaqueros, pero estaba muy equivocado. En fin... lo dicho, que tenía yo ganas de hacer un pellote y ahora lo que quiero es hacer una saya encordada. Así que al próximo que quiera algo medieval y no tenga muy claro qué quiere, ya sabe qué le va a tocar :p.

2 comentarios:

  1. Genial articulo, me ha gustado mucho :) Aún hace más emocionante el sorteo! ^^

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  2. Muchas gracias, me alegro, me parecía a mí que igual había metido mucha chapa, pero es que el tema me gusta mucho, jajaja.

    Sobre el sorteo... bueno, date cuenta de que, de todas formas, el ganador del sorteo va a poder elegir cómo quiere su saya. Si la prefiere con las mangas ajustadas y el escote diferente, no hay ningún problema ;). Además, también podemos hacer una saya para hombre. Mantenemos el patrón del XIII, pero a partir de ahí, las características las elige el ganador.

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